26947
lunes, 8 de octubre de 2018
domingo, 17 de diciembre de 2017
martes, 6 de diciembre de 2016
miércoles, 2 de noviembre de 2016
15
madre y padre respiran la arcilla dorada, pelean mi forma y mi olor, el
azul brillante de mis dientes apretados, la choza en la que arderé siete semanas después de
la central térmica entre los muslos, las nubes de vapor y neón a diez kilómetros de altura, las contracciones en el parto, el mar muerto derramándose en su rostro
la central térmica entre los muslos, las nubes de vapor y neón a diez kilómetros de altura, las contracciones en el parto, el mar muerto derramándose en su rostro
miércoles, 6 de julio de 2016
sábado, 30 de mayo de 2015
17
lealtad contra
la carne blanda, mi propia
miseria, los muros de neón
en llamas
contra
la suma de hipótesis, la manera de entender
las piezas dispuestas, la grava
cada diente de leche en el camino
el barro de rezos
contra
todos los insectos
las gargantas de cueva, las putas
que viven como espejos o lágrimas
dentro de uno
contra
la arrogancia y la saliva
en el corazón sediento
el perdón que no llega, el alambre de espino
a través de camisas hiladas
con fósforo ardiendo
la carne blanda, mi propia
miseria, los muros de neón
en llamas
contra
la suma de hipótesis, la manera de entender
las piezas dispuestas, la grava
cada diente de leche en el camino
el barro de rezos
contra
todos los insectos
las gargantas de cueva, las putas
que viven como espejos o lágrimas
dentro de uno
contra
la arrogancia y la saliva
en el corazón sediento
el perdón que no llega, el alambre de espino
a través de camisas hiladas
con fósforo ardiendo
sábado, 23 de mayo de 2015
jueves, 7 de mayo de 2015
Desaparecer
Allí anidaron palomas: en el interior de las máquinas,
en la casa bajo el río, en el hombre enfermo
abriéndose paso en
la caída, la humareda de los días, las voces sudorosas, la fruta golpeando en el recto.
en la casa bajo el río, en el hombre enfermo
abriéndose paso en
la caída, la humareda de los días, las voces sudorosas, la fruta golpeando en el recto.
viernes, 1 de mayo de 2015
Pedir perdón
Mientras duerme, hablan las cenizas:
ahí están las vísceras del ciervo, la cuerda de cristal,
el laberinto en la garganta,
la nada encima de la nada
y el trofeo.
ahí están las vísceras del ciervo, la cuerda de cristal,
el laberinto en la garganta,
la nada encima de la nada
y el trofeo.
martes, 28 de abril de 2015
sábado, 4 de abril de 2015
Admiración
Allí no encontrarás nada de mí, dije, tan sólo un cuerpo en el hielo,
el que usé mientras esperaba
la señal para volver, el camino despejado.
el que usé mientras esperaba
la señal para volver, el camino despejado.
viernes, 3 de abril de 2015
miércoles, 4 de marzo de 2015
domingo, 11 de enero de 2015
El milagro de la vida
El mago clava la daga en el vientre de su hermano, un ángel de dientes grises algunos años mayor. El vientre abierto se derrama sin freno ante la mirada horrorizada de la madre en el aparcamiento vacío del centro comercial.
Ella siente que sus bronquios son amapolas atrapadas en hielo y se deshacen al gritar.
La bóveda celeste se desploma dentro del hombre. El asfalto, virgen aún, se marea de sangre. El olor ahoga los puños, incapaces de contener la cascada de intestinos y peces y saliva sobre las grandes bolsas de plástico con los regalos de Navidad para los cachorros que esperan
aquí.
Ella siente que sus bronquios son amapolas atrapadas en hielo y se deshacen al gritar.
La bóveda celeste se desploma dentro del hombre. El asfalto, virgen aún, se marea de sangre. El olor ahoga los puños, incapaces de contener la cascada de intestinos y peces y saliva sobre las grandes bolsas de plástico con los regalos de Navidad para los cachorros que esperan
aquí.
domingo, 4 de enero de 2015
sábado, 3 de enero de 2015
domingo, 21 de diciembre de 2014
La caza del urogallo
El agua helada duerme
mientras cruzamos el bosque de helechos.
Las voces se acercan,
el aire lame la montaña,
el animal se esconde
a nuestro paso.
mientras cruzamos el bosque de helechos.
Las voces se acercan,
el aire lame la montaña,
el animal se esconde
a nuestro paso.
sábado, 29 de noviembre de 2014
viernes, 28 de noviembre de 2014
Obediencia
Alineados junto a los cincuenta y cinco
kilómetros de carretera, parterres de carne
humana
que vestimos, maquillamos,
antes de habitarlos por última vez
y para siempre.
kilómetros de carretera, parterres de carne
humana
que vestimos, maquillamos,
antes de habitarlos por última vez
y para siempre.
jueves, 20 de noviembre de 2014
Jedwabne
Nuestros vecinos nos enterraron en el bosque, ocuparon nuestras casas, araron nuestros campos y bebieron nuestro amor por Dios, comieron de nuestros animales, mearon y cagaron,
vaciándose como nunca antes,
sobre nuestra sangre y nuestras voces, los hijos y las madres, las vidas, las cenizas después del incendio.
vaciándose como nunca antes,
sobre nuestra sangre y nuestras voces, los hijos y las madres, las vidas, las cenizas después del incendio.
martes, 18 de noviembre de 2014
Cenábamos
Mastico en silencio, lentamente, cada uno de los nueve trozos iguales en los que he cortado la carne, trago el sufrimiento del animal abierto en el matadero, me chilla por penúltima vez en la garganta, preñándomela de carne, cerdo desangrándose sobre el suelo de baldosa blanca y en la copa con la que brindaré, brindaremos, en un movimiento levemente pendular alrededor de un desagüe oxidado y sucio en los bordes, por nosotros y vosotros y el triunfo de nuestra triste visión del amor. Pienso, sin poder trazar líneas claras que unan todos los conceptos en una misma red de asfixia, en mi madre dando a luz durante treinta interminables horas, agotada hasta la locura; en mi padre mintiendo al pronunciar su nombre, incapaz de decir quién es, a qué rutinas obedece, de qué pieles es esclavo; en cuerpos que amé y ahora, aquí, en la sala de despiece en la que se ha convertido nuestra vida, se arquean para siempre en la luz que escupo, tensándose hasta estallar; en el sueño que derrumba ciudades dormitorio, demoliciones controladas de mí mismo
que levantan huracanes de polvo cancerígeno, bulbos grises y calientes que desembocan como ríos de estruendo en la conversación de mínimos, vaivén de palabras goteando encima de la mesa, sobre los finos manteles de celulosa con manchas de aceite como constelaciones transparentando la madera, migas que no ayudan a encontrar ningún camino de vuelta a casa a través de ningún bosque de voces y miradas y gestos repetidos en una coreografía que podría calcarse a golpes de pico en la piedra negra que nos rodea día tras golpe tras año tras vida, un buen saco de mentiras que tiene como único objetivo seguir haciendo acopio de bienes inservibles comprados en tiendas de moda a precios irrisorios de verdad, la acumulación de grasa inútil dentro del cuerpo como una perfecta estrategia de camuflaje, el acto de defecar como la cúspide de nuestro amor por el prójimo: pequeños llorosos dignos de anuncio mientras envejecemos y engañamos, ofreciéndonos
a la serpiente en jornadas interminables y cartografiadas hasta la náusea, un archipiélago en el que seguir a la deriva, convencidos de la notable fuerza de nuestras vidas, papel mojado con el que limpiar las manos sucias de culpa, el barro de los pies después
de cruzar los días y el desierto, por vosotros y nosotros y que sea siempre así,
amén.
que levantan huracanes de polvo cancerígeno, bulbos grises y calientes que desembocan como ríos de estruendo en la conversación de mínimos, vaivén de palabras goteando encima de la mesa, sobre los finos manteles de celulosa con manchas de aceite como constelaciones transparentando la madera, migas que no ayudan a encontrar ningún camino de vuelta a casa a través de ningún bosque de voces y miradas y gestos repetidos en una coreografía que podría calcarse a golpes de pico en la piedra negra que nos rodea día tras golpe tras año tras vida, un buen saco de mentiras que tiene como único objetivo seguir haciendo acopio de bienes inservibles comprados en tiendas de moda a precios irrisorios de verdad, la acumulación de grasa inútil dentro del cuerpo como una perfecta estrategia de camuflaje, el acto de defecar como la cúspide de nuestro amor por el prójimo: pequeños llorosos dignos de anuncio mientras envejecemos y engañamos, ofreciéndonos
a la serpiente en jornadas interminables y cartografiadas hasta la náusea, un archipiélago en el que seguir a la deriva, convencidos de la notable fuerza de nuestras vidas, papel mojado con el que limpiar las manos sucias de culpa, el barro de los pies después
de cruzar los días y el desierto, por vosotros y nosotros y que sea siempre así,
amén.
viernes, 7 de noviembre de 2014
lunes, 3 de noviembre de 2014
Desapego
Mi padre viola a mi madre
—yegua,
ni para ésto sirves—,
cada noche
desde hace cuarenta o cien años
contra la pared helada de la habitación
del fondo.
Al otro lado, la hiedra se seca
mientras ella escupe lágrimas y semen,
pieles de serpiente,
se hunde en los relámpagos.
Son minutos agónicos en los que
sólo nosotros cuidamos de nosotros,
una pequeña camada de animales mansos,
incapaces de escoger un camino
distinto
al reservado a los más débiles.
—yegua,
ni para ésto sirves—,
cada noche
desde hace cuarenta o cien años
contra la pared helada de la habitación
del fondo.
Al otro lado, la hiedra se seca
mientras ella escupe lágrimas y semen,
pieles de serpiente,
se hunde en los relámpagos.
Son minutos agónicos en los que
sólo nosotros cuidamos de nosotros,
una pequeña camada de animales mansos,
incapaces de escoger un camino
distinto
al reservado a los más débiles.
domingo, 26 de octubre de 2014
Consecuencia
Sigue en la carne tumefacta, somnolienta, hinchada de pus, envuelta en plástico y en imágenes borrosas de Jasenovac o cualquier otro infierno que alguien imagine. Una herida invisible que fermenta en la mano sobre el corazón ausente, en las mareas que acarician la garganta y los bronquios, iluminando el cielo de la boca sobre el alambre de púas y el Modé Aní en voz baja, clavándolo en el pecho, los túneles bajo la piel tensa y la jauría de voces allí donde duelen los clavos y el óxido, cada miembro amputado y enterrado entre las hojas secas, a la vista de los niños en el horno.
lunes, 20 de octubre de 2014
Contagio
Dormir. Despertar. Doler. Volver a dormir. Volver
a despertar. Volver a doler. Corrientes submarinas
atravesando el cuerpo hasta el hueso o la pared
blanca. Recordarlas. Nombrarlas en silencio,
lamiéndolas a martillazos lentos en la frente. Sombras
en el llanto de uno cuando nadie quiere y a nadie
le importa. Los síntomas: fiebre que no es fiebre
pero que quema como queman la culpa
y el ácido, manchas envenenadas en la piel, asfixia,
diarrea, miedo, miedo a todo —niños de dientes
afilados; la amistad, el compromiso
y la impronta; la vida domesticada, dócil,
aquí y ahora; el futuro, después de nada—,
una incapacidad creciente para caminar en línea
recta, para afrontar los días sin mentir, para hablar
en lenguas y respirar en círculos. Empapar
las sábanas y la luz cuando se enciende, el ruido
del extractor en la cocina. Caminar sobre los insultos
que llegan desde cualquier habitación contigua o
desde la yegüa despanzurrada en la carretera que
bordea el bosque de coníferas o desde
las manos borrachas de saliva y cementerio. Caminar
siguiendo peces de plata y cabellos humanos, el rastro
de sueños que respiran, el hambre a medianoche,
las voces que gritan dentro de uno peleándose
por lo correcto, por un sorbo de agua, por un minuto
más soportando el peso del mundo con los ojos
hartos. Sentir en ese preciso momento cómo
el sexo se rompe sobre un vientre gemido
de estrellas. Sentirlo a golpes sucios, con imágenes
residuales en las que los píxeles escupen, sin orden,
embestidas coléricas de cuerpos contra cuerpos
dentro de cuerpos hinchados de más cuerpos, manchas
ásperas en las que otros cuerpos decapitan otros
cuerpos, el drama de la fe rodando por el suelo
polvoriento. Sentir como se sienten las venas llenas
de alcohol, de consignas blandas y vacías sobre la
importancia de una rutina, de neones que recuerdan
nuestras fronteras mentales, sentir como se siente
la tierra de nadie, los tumores en las confidencias,
la purpurina del sábado como síntoma inequívoco de
felicidad, la boca llena de orín como la muestra
de amor más grande jamás soñada, volver a empezar
ahora que el sueño muerde y arranca la carne
y el látex.
a despertar. Volver a doler. Corrientes submarinas
atravesando el cuerpo hasta el hueso o la pared
blanca. Recordarlas. Nombrarlas en silencio,
lamiéndolas a martillazos lentos en la frente. Sombras
en el llanto de uno cuando nadie quiere y a nadie
le importa. Los síntomas: fiebre que no es fiebre
pero que quema como queman la culpa
y el ácido, manchas envenenadas en la piel, asfixia,
diarrea, miedo, miedo a todo —niños de dientes
afilados; la amistad, el compromiso
y la impronta; la vida domesticada, dócil,
aquí y ahora; el futuro, después de nada—,
una incapacidad creciente para caminar en línea
recta, para afrontar los días sin mentir, para hablar
en lenguas y respirar en círculos. Empapar
las sábanas y la luz cuando se enciende, el ruido
del extractor en la cocina. Caminar sobre los insultos
que llegan desde cualquier habitación contigua o
desde la yegüa despanzurrada en la carretera que
bordea el bosque de coníferas o desde
las manos borrachas de saliva y cementerio. Caminar
siguiendo peces de plata y cabellos humanos, el rastro
de sueños que respiran, el hambre a medianoche,
las voces que gritan dentro de uno peleándose
por lo correcto, por un sorbo de agua, por un minuto
más soportando el peso del mundo con los ojos
hartos. Sentir en ese preciso momento cómo
el sexo se rompe sobre un vientre gemido
de estrellas. Sentirlo a golpes sucios, con imágenes
residuales en las que los píxeles escupen, sin orden,
embestidas coléricas de cuerpos contra cuerpos
dentro de cuerpos hinchados de más cuerpos, manchas
ásperas en las que otros cuerpos decapitan otros
cuerpos, el drama de la fe rodando por el suelo
polvoriento. Sentir como se sienten las venas llenas
de alcohol, de consignas blandas y vacías sobre la
importancia de una rutina, de neones que recuerdan
nuestras fronteras mentales, sentir como se siente
la tierra de nadie, los tumores en las confidencias,
la purpurina del sábado como síntoma inequívoco de
felicidad, la boca llena de orín como la muestra
de amor más grande jamás soñada, volver a empezar
ahora que el sueño muerde y arranca la carne
y el látex.
sábado, 18 de octubre de 2014
jueves, 16 de octubre de 2014
miércoles, 15 de octubre de 2014
Aquí y ahora
Escenas de cacería en el bosque de Rumbula. Formamos —mi hermana, sus padres y hermanos, sus hijos y amigos, cada buen vecino en esta ciudad pequeña— parte del mismo lecho manso de carne y grasa, de la misma tierra fértil y ahora vencida y agria, de la misma ira del hombre entre los árboles y la piedra sin pulir.
La humedad caerá lentamente sobre nosotros, nudos que antes nos amábamos. El invierno cortará hilos de luz voraz en las costillas de mi hermana, oraciones y susurros que desaparecerán antes del verano en tormentas de sueño y hierba, moscas humeantes en la piel mordida.
La humedad caerá lentamente sobre nosotros, nudos que antes nos amábamos. El invierno cortará hilos de luz voraz en las costillas de mi hermana, oraciones y susurros que desaparecerán antes del verano en tormentas de sueño y hierba, moscas humeantes en la piel mordida.
domingo, 12 de octubre de 2014
viernes, 10 de octubre de 2014
miércoles, 8 de octubre de 2014
Eran dragones
Angustia trepando la garganta a martillazos. Angustia atrapada en un relámpago de oro en el cielo de la boca, con las palabras fundiéndose como cuerpos en el horno crematorio. Angustia por las princesas que muerden llorosas en las fiestas,
felices de ignorar
las costuras de mi espalda, guarida de
ladrones y asesinos.
felices de ignorar
las costuras de mi espalda, guarida de
ladrones y asesinos.
martes, 7 de octubre de 2014
domingo, 5 de octubre de 2014
sábado, 4 de octubre de 2014
miércoles, 1 de octubre de 2014
lunes, 29 de septiembre de 2014
jueves, 25 de septiembre de 2014
El último día
El suelo de la plaza, lleno de granizo, se hunde a cada paso,
los perros lamen mis manos, corren a través de mí,
el naufragio de un millón de amantes
atraviesa mi respiración,
radiografía todo aquello
que no querría ser nunca.
los perros lamen mis manos, corren a través de mí,
el naufragio de un millón de amantes
atraviesa mi respiración,
radiografía todo aquello
que no querría ser nunca.
miércoles, 24 de septiembre de 2014
Smolensk
Al mismo tiempo que mi madre, nuestra madre, flota a la deriva en el Pacífico, un tanque aplasta mis caderas,
un diluvio de peces de oro y vapor sueña su muerte, nuestra muerte, como si durmiéramos abrazados por primera y única vez,
coágulos de sal abrasan los párpados de mis hermanos, de luto después de la batalla.
un diluvio de peces de oro y vapor sueña su muerte, nuestra muerte, como si durmiéramos abrazados por primera y única vez,
coágulos de sal abrasan los párpados de mis hermanos, de luto después de la batalla.
martes, 23 de septiembre de 2014
lunes, 22 de septiembre de 2014
sábado, 20 de septiembre de 2014
jueves, 18 de septiembre de 2014
viernes, 12 de septiembre de 2014
Demonios, todos
Talan bosques viejos,
desentierran unas horas,
nos estrellan en imágenes
de amor rendido.
Con cruces en el camino, nuestros
hijos e hijas nos invitan
a nuestro propio sacrificio.
desentierran unas horas,
nos estrellan en imágenes
de amor rendido.
Con cruces en el camino, nuestros
hijos e hijas nos invitan
a nuestro propio sacrificio.
martes, 9 de septiembre de 2014
Equidistancia
Una montaña
creciendo oscura
y amarga
dentro de uno, latiendo
fuerte
hasta perder
la guerra.
creciendo oscura
y amarga
dentro de uno, latiendo
fuerte
hasta perder
la guerra.
lunes, 8 de septiembre de 2014
sábado, 6 de septiembre de 2014
Esclavitud
Mirlo escarba en la tierra,
en el ombligo de la niña que estalla
en llanto púrpura,
eternamente salado.
La piel de los codos, la mañana
de gloria, el olor
a amoníaco. La pausa
y el exilio.
Mirlo aletea en el corazón,
el sufrimiento ante el recorrido
natural
de las muertes.
en el ombligo de la niña que estalla
en llanto púrpura,
eternamente salado.
La piel de los codos, la mañana
de gloria, el olor
a amoníaco. La pausa
y el exilio.
Mirlo aletea en el corazón,
el sufrimiento ante el recorrido
natural
de las muertes.
jueves, 4 de septiembre de 2014
Adversario
Hay óxido en el fantasma del beso
o de las lenguas. También mareas
de la misma arcilla
dando forma al vientre fértil,
a mi huida, a cómo
repetirla o
arder con ella.
o de las lenguas. También mareas
de la misma arcilla
dando forma al vientre fértil,
a mi huida, a cómo
repetirla o
arder con ella.
Dormir solo
Una ciudad en ruinas
en la ingle.
Eco de todas las hojas
que caen por el frío
detrás de mí.
en la ingle.
Eco de todas las hojas
que caen por el frío
detrás de mí.
domingo, 31 de agosto de 2014
Peregrina
Pensar en cada golpe estéril
para despertar las turquesas
del sueño.
Un muro donde el héroe se derrama
como se derrama el resto
de hombres tristes
hilvanando
excusas y profundidad abisal.
Mentiras que cosen nuestras vidas,
hubiera dicho.
Alrededor de la sangre y el hueso, envolviendo
la electricidad, la seda mínima,
cada aviso en el clavel
a la deriva, meciéndose
en la nuca.
para despertar las turquesas
del sueño.
Un muro donde el héroe se derrama
como se derrama el resto
de hombres tristes
hilvanando
excusas y profundidad abisal.
Mentiras que cosen nuestras vidas,
hubiera dicho.
Alrededor de la sangre y el hueso, envolviendo
la electricidad, la seda mínima,
cada aviso en el clavel
a la deriva, meciéndose
en la nuca.
viernes, 29 de agosto de 2014
jueves, 28 de agosto de 2014
Puntualidad
¿Qué me espera en el sexo de mi madre?
Tierra roja o sudor.
Respuestas a lo que ahora soy.
A sus sueños cayendo sobre mí, lluvia fina,
mientras se aleja
camino
de un bosque
de arañazos
en la espalda
que nadie quiere recordar.
Llámalo coño, dice la voz dentro de mí.
Suena a profanación, a lección no aprendida,
a guirnalda de errores
mientras ella y yo, nosotros,
nos hundimos en la tierra
hasta desaparecer
otra vez.
Tierra roja o sudor.
Respuestas a lo que ahora soy.
A sus sueños cayendo sobre mí, lluvia fina,
mientras se aleja
camino
de un bosque
de arañazos
en la espalda
que nadie quiere recordar.
Llámalo coño, dice la voz dentro de mí.
Suena a profanación, a lección no aprendida,
a guirnalda de errores
mientras ella y yo, nosotros,
nos hundimos en la tierra
hasta desaparecer
otra vez.
domingo, 24 de agosto de 2014
El mismo naufragio
Vivir para estrellarnos
en la luz
que gime y cae
y en la carne
en el espejo,
en la isla imposible
tras sus pasos.
en la luz
que gime y cae
y en la carne
en el espejo,
en la isla imposible
tras sus pasos.
sábado, 23 de agosto de 2014
miércoles, 13 de agosto de 2014
Cualquier túnel
Ciervos atrapados en la luz, hipnotizados
por la lluvia de insectos
sobre el cuerpo desnudo
y brillante
de mi hermana
hace cien años.
por la lluvia de insectos
sobre el cuerpo desnudo
y brillante
de mi hermana
hace cien años.
lunes, 11 de agosto de 2014
Las gamas del negro
Sin oxígeno y con las lágrimas en el precipicio,
las preciosas llamas de nieve
resbalan
desde el esfínter
hacia el desierto.
las preciosas llamas de nieve
resbalan
desde el esfínter
hacia el desierto.
sábado, 9 de agosto de 2014
Bailarina
Alza los puños y los muerde
hasta enfermar,
las mentiras encienden rosas rojas
en las rodillas
mientras la caza
(las cruces pintadas con esmero
y yodo
en las muñecas).
Queda en ningún lugar, envuelta en sábanas de fósforo,
el arpón vive del parto, el mismo dolor
recorre el laberinto, millones de millones
de langostas esperando
ciclones y verdades.
hasta enfermar,
las mentiras encienden rosas rojas
en las rodillas
mientras la caza
(las cruces pintadas con esmero
y yodo
en las muñecas).
Queda en ningún lugar, envuelta en sábanas de fósforo,
el arpón vive del parto, el mismo dolor
recorre el laberinto, millones de millones
de langostas esperando
ciclones y verdades.
miércoles, 6 de agosto de 2014
martes, 5 de agosto de 2014
Equilibrista
Con los ojos cerrados y sin máscara,
moviéndome a cámara lenta,
atrapado
dentro de una mujer de setenta años
que no quiere mi saliva.
moviéndome a cámara lenta,
atrapado
dentro de una mujer de setenta años
que no quiere mi saliva.
miércoles, 30 de julio de 2014
martes, 22 de julio de 2014
Matrioshka
Gatos siameses que comen de mi carne
semanas después
de haberme abandonado.
Un lecho de hojas secas, gasa y hielo. También humo de madera perfumada.
Recorren el juego de senderos a través del jardín
que nos lleva hasta Persia
a través de las nubes
de metal.
semanas después
de haberme abandonado.
Un lecho de hojas secas, gasa y hielo. También humo de madera perfumada.
Recorren el juego de senderos a través del jardín
que nos lleva hasta Persia
a través de las nubes
de metal.
lunes, 21 de julio de 2014
Decir la verdad
Las llamas se elevan hacia las estrellas, el matarife desangra el cielo de Orión sobre la tierra y las cenizas y la piel de los caballos, la mirada perdida, quien baila tiene en su vientre
la semilla del carnero.
la semilla del carnero.
domingo, 20 de julio de 2014
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